lunes, diciembre 20, 2010

Las vacaciones llegaron ya...

Cuando el enojo es tan notorio que se refleja en una voz temblorosa y un rostro evidentemente acalorado, es inútil intercambiar opiniones. Si a lo anterior se agrega la prisa por finalizar lo antes posible mis actividades con tal de respetar el horario laboral de quien me ayuda para que como por arte de magia la casa sea tan acogedora y ordenada al llegar a ella cada día, el tiempo cobra mayor valor, lo cual hizo que mi pensamiento se ocupara con esa vocecita que me repetía que no valía la pena alargar aquella inoportuna discusión.

Es triste descubrir que una persona a la que se admira y estima, posee también ese lado débil que desde mi punto de vista, ocasiona que la mente se cierre y no sea capaz de comprender las razones de algo que ya se ha catalogado previamente.

Desafortunadamente, en los últimos años he sido testigo cada vez más frecuentemente de los comentarios y de la actitud que se puede adoptar cuando surge ese sentimiento tan negativo llamado envidia. Al principio me costaba mucho trabajo comprender este tipo de situaciones, recuerdo las veces en las que acudía inmediatamente a mi fiel Consejero para implorar su ayuda, la cual siempre me fue proporcionada devolviéndome así la paz interior que en aquellos momentos de angustiosa reflexión tanta falta me hacían.

Hoy, no puedo más que levantar los ojos al cielo y agradecer por una oportunidad más de aprender que en ocasiones es necesario comunicar las ideas que surgen de nuestros pensamientos, previendo que cierta situación pueda contemplarse desde una perspectiva muy distinta a la mía.

Una vez más he podido comprobar que en el mundo existen diversas formas de expresar los pensamientos y sentimientos, pero bajo ninguna circunstancia el enojo será el mejor aliado para quien intente expresar su opinión, independientemente de que se tenga o no la razón.

En fin, así transcurrieron las últimas horas laborales de este año, con un toque de tristeza y decepción. Totalmente contrastadas con la noticia que me esperaba justo en los primeros segundos de mis vacaciones decembrinas: ¡La familia de mi rey verde ya viene en camino! Así que nos esperan unas muy felices y diferentes vacaciones, con nuestro mejor regalo cada vez más notorio cuya anunciada llegada ya nos tiene con la cuenta regresiva y una alegría que difícilmente puede ser opacada.

¡Felices vacaciones! Y a prepararnos para vivir una Navidad interna muy especial en cada uno de nuestros corazones.

No hay comentarios.: