domingo, noviembre 01, 2009

Valioso recuento


Algunas veces me pregunto si soy demasiado exigente y selectiva con mis amistades. Quizás en ocasiones debiera ser más tolerante, con lo cual no me sobrarían tantos dedos (de los miembros inferiores y superiores) al contar a las personas con quienes puedo emplear la palabra Amig@. Sin embargo, cuando recibo por regalo momentos como los de anoche con personas cuya compañía no cambiaría por nada del mundo, agradezco una vez más a ese poder divino que hace posible que los milagros ocurran. Es entonces cuando creo que es bueno reservar tiempo y energías para derrochar cuando nos regalamos momentos como estos.

Con los amigos cercanos la convivencia resulta más cotidiana aunque no por eso se vuelve menos valiosa sino al contrario, ellos vienen a ser esas pequeñas gotas de agua que permiten que la fuente se mantenga húmeda. Es increible que existan personas con quienes se puedan hacer las actividades más diversas y todas ellas se disfruten al máximo, independientemente de nuestra particular personalidad, como individuos que somos. Es realmente enriquecedor compartir nuestras experiencias cotidianas, que hacen que la cotidianeidad se vuelva exquisita.

También sé que aún cuando las distancias geográficas sean grandes, existen personas con quienes basta un reencuentro ocasional y sin importar tiempos ni distancias, el abrazo fraternal es tan cálido que por un instante desaparecen todos aquellos impedimentos que afectan la frecuencia del contacto, saltando a la luz los motivos que hicieron que el lazo sea tan fuerte como para perdurar aún después de haber transcurrido varios años.

Actualmente la tecnología puede ser empleada a nuestro favor y la transimisión de bits y datos codificados en diversos formatos nos pueden ayudar a mantenernos en contacto. Sin embargo, no creo que exista manera de codificar el afecto, la calidez, el aprecio que solo se transmiten personalmente, incluso en silencio, ante el contacto de un abrazo. Y ante la imposibilidad de esta utópica transmisión afectiva, hemos de aprovechar que el texto sí es posible de codificar y que las palabras también nos ayudan a transmitir los sentimientos que albergan en nuestro interior.

Vaya pues un abrazo sincero a todos mis amig@s con el agradecimiento franco por su tiempo dedicado a leerme y por hacer que me sobre un dedo menos al contar.

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