Después de dos días un poco pesaditos por los viajes realizados, el día de hoy fue relajado al grado de la desesperación... aunque después de todo, me hizo bien un día inhábil para visitar mis rinconcitos interiores. Otra cosa hubiera sido si me decidía a viajar a Mérida pero mi dotación de viajes de esta semana ha sido suficiente. Sólo lo siento por mi madrecita santa que seguramente tenia la esperanza de que le cayéramos de sorpresa hoy en la casa; afortunadamente existe el aparato preciso para acortar distancias y alargar conversaciones.
La plática del lunes en Valladolid me gustó, fue productiva. Extrañé la companía de mi patito pues por primera vez presenté su trabajo sin que él estuviera conmigo, pero la buena disposición de los asistentes hizo muy agradable el momento. Las preguntas fueron desde lo más natural y curioso, hasta las más analíticas y bien pensadas, por lo que mi hamster tenía que desperezarse y reanudar el trote de vez en cuando.
La conferencia del martes fue totalmente diferente. Nunca ha sido fácil para mi disfrutar de un auditorio en el que las caras que me observan expresan en un principio una indiferencia total, salvo sus honrosas excepciones, por supuesto... todo quedó claro cuando a la salida les fueron entregados unos "bonos de asistencia", uno por uno. Ahí estaba el verdadero interés.
Es cierto que hay ocasiones en las que se requiere un incentivo extra para poder motivar a los alumnos y llenar un auditorio, pero creo que hay otras maneras de hacerlo en las que se obtienen mejores resultados. Por ejemplo, llevándoles temas que realmente sean de su interés y vayan de acuerdo con su perfil y sus intereses generales. De no haber sido porque esa misma plática me ha dado resultados más alentadores, mi moral estaría por los suelos.
Por otro lado, la atención que tuvieron conmigo los anfitriones fue estupenda, no me puedo quejar... mi paladar no es muy exigente, pero además la comida Motuleña es deliciosa, y mi aprendizaje del día fue que los "Huevos Motuleños" no son originarios de Motul!
La plática del lunes en Valladolid me gustó, fue productiva. Extrañé la companía de mi patito pues por primera vez presenté su trabajo sin que él estuviera conmigo, pero la buena disposición de los asistentes hizo muy agradable el momento. Las preguntas fueron desde lo más natural y curioso, hasta las más analíticas y bien pensadas, por lo que mi hamster tenía que desperezarse y reanudar el trote de vez en cuando.
La conferencia del martes fue totalmente diferente. Nunca ha sido fácil para mi disfrutar de un auditorio en el que las caras que me observan expresan en un principio una indiferencia total, salvo sus honrosas excepciones, por supuesto... todo quedó claro cuando a la salida les fueron entregados unos "bonos de asistencia", uno por uno. Ahí estaba el verdadero interés.
Es cierto que hay ocasiones en las que se requiere un incentivo extra para poder motivar a los alumnos y llenar un auditorio, pero creo que hay otras maneras de hacerlo en las que se obtienen mejores resultados. Por ejemplo, llevándoles temas que realmente sean de su interés y vayan de acuerdo con su perfil y sus intereses generales. De no haber sido porque esa misma plática me ha dado resultados más alentadores, mi moral estaría por los suelos.
Por otro lado, la atención que tuvieron conmigo los anfitriones fue estupenda, no me puedo quejar... mi paladar no es muy exigente, pero además la comida Motuleña es deliciosa, y mi aprendizaje del día fue que los "Huevos Motuleños" no son originarios de Motul!
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