martes, febrero 02, 2010

Un año más

A menudo me quejo de que mi memoria RAM no es capaz de almacenar más de 1 kb de información, por lo que requiero anotar TODOS los acontecimientos y asuntos importantes, para no olvidarlos. Si embargo, en los últimos días esta situación es más perceptible, quizás porque han estado acudiendo a mi presente recuerdos de muchos eventos de algunos años atrás, con más frecuencia de lo normal.

Por ejemplo, ¡el día de ayer cumplí 8 años! Si, me han dicho que no los aparento mucho (a mi vanidad femenina le conviene creerles) pero hace 8 vueltas al sol que encontré mi verdadera vocación.

Fue en un primer día de Febrero cuando llegué a esta pacífica ciudad gracias a una oportunidad de trabajo que conseguí después de ser entrevistada por cerca de 20 personas en una mesa cuadrada. Quizás eran menos, pero a mi me pareció que eran muchos... el nerviosismo que sentí el día de la entrevista sólo lo he sentido 2 veces en mi vida, la primera fue el día que defendí mi tesis (¡¡y fui aprobada!!) y aquélla ocasión fue la segunda. Afortunadamente decidieron que yo era la indicada y desde entonces descubrí que éste es mi lugar.

Cuando un estudiante recién egresado busca una oportunidad de empleo, generalmente se presenta a cada nueva oportunidad con la completa disposición de dar lo mejor de sí mismo. Si no sabe algo lo aprende, si algo resulta difícil pide ayuda y, después de algunos años de experiencia, lo más común es que no haya la necesidad de aprender muchas cosas nuevas, a menos que el deseo de actualizarse esté por encima de muchas otras prioridades que surgen. Es entonces cuando viene la rutina y el desánimo, en algunos casos.

¡Pero en este lugar es diferente! Todos los días hay algo nuevo que aprender, aún después de algunos años. Parece que fue ayer cuando llegué aquí por primera vez, cuando mis metidas de pata en el salón de clases me hacían acreedora del título "botana del día", o cuando mi moral se iba hasta el suelo con los comentarios de la primera evaluación de los estudiantes, o cuando tuve que recurrir a la ayuda de un experto en el área porque no tenía la más mínima experiencia con el manejo de circuitos, protoboards y demás... no quiero decir que ya no me equivoque, pero de los errores mucho se aprende y me temo que aún me falta mucho por aprender.

Ayer no hubo pastel ni velitas. Es más, fue inhábil y me acordé hacia el ocaso del día. Pero mi deseo de entrar un día al salón de clases y ver a más de 20 alumnos sentaditos esperándome, ¡ya se cumplió! apenas la semana pasada.

Empieza un nuevo ciclo académico y el tiempo sigue su curso... día a día, semana a semana, quincena a quincena, semestre a semestre, año con año, generación tras generación. Creo que lo más importante de la vida se aprende fuera del aula, pero la actitud que se demuestra en el aula, es la base para lograr las cosas más importantes de la vida.

A todos quienes han compartido este tiempo conmigo ¡Gracias! Como decía un querido maestro q.e.p.d. "Gracias por el aguante".

Apenas van ocho años... y seguimos contando.

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